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La Acción Válida
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Sobre los principios

Capítulo XIII, Los Principios, del libro La Mirada Interna y El Libro de La Comunidad.

Introducción

Tal como lo prueban hasta nuestros más remotos testimonios históricos, siempre parece haber habido un interés vital por distinguir acierto y error, bien y mal, pensamiento y conducta, correctos e incorrectos. En pocas palabras, toda cultura ha puesto mucho cuidado en definir para sus miembros lo que consideraba el código moral correcto. Los códigos morales no son un tema reservado a los filósofos, son algo vital para nuestra existencia; nuestro punto de vista sobre el bien y el mal no sólo afecta directamente nuestra situación actual, sino también la dirección de nuestra vida.
Para nosotros, que estamos interesados en el crecimiento interno, es muy importante tener un conjunto de valores, un código moral que resuene con las leyes de la vida y no vaya en dirección contraria a ellas. Pautas universales, válidas para todo ser humano. Para nosotros, esas pautas son Los Principios.
Los Principios nos ayudan a elegir la actitud y la acción más adecuada ante las distintas situaciones que la vida nos ofrece, a fin de ir mejorando personalmente, mejorando nuestras relaciones cotidianas, y construyendo un mundo acorde con nuestras aspiraciones más sentidas.

Desarrollo

“…Distinta es la actitud frente a la vida y a las cosas cuando la revelación interna hiere como el rayo. Siguiendo los pasos lentamente, meditando lo dicho y lo por decir aún, puedes convertir el sin-sentido en sentido. No es indiferente lo que hagas con tu vida. Tu vida, sometida a leyes, está expuesta ante posibilidades a escoger. Yo no te hablo de libertad. Te hablo de liberación, de movimiento, de proceso. No te hablo de libertad como algo quieto, sino de liberarse paso a paso como se va liberando del necesario camino recorrido el que se acerca a su ciudad. Entonces, “lo que se debe hacer” no depende de una moral lejana, incomprensible y convencional, sino de leyes: leyes de vida, de luz, de evolución. He aquí los llamados “Principios” que pueden ayudar en la búsqueda de la unidad interior.”

1. Ir contra la evolución de las cosas es ir contra uno mismo.
2. Cuando fuerzas algo hacia un fin produces lo contrario.
3. No te opongas a una gran fuerza. Retrocede hasta que aquella se debilite, entonces avanza con resolución.
4. Las cosas están bien cuando marchan en conjunto, no aisladamente.
5. Si para ti están bien el día y la noche, el verano y el invierno, has superado las contradicciones.
6. Si persigues el placer te encadenas al sufrimiento. Pero, en tanto no perjudiques tu salud, goza sin inhibición cuando la oportunidad se presente.
7. Si persigues un fin, te encadenas. Si todo lo que haces lo realizas como si fuera un fin en sí mismo, te liberas.
8. Harás desaparecer tus conflictos cuando los entiendas en su última raíz, no cuando quieras resolverlos.
9. Cuando perjudicas a los demás quedas encadenado. Pero si no perjudicas a otros puedes hacer cuanto quieras con libertad.
10. Cuando tratas a los demás como quieres que te traten, te liberas.
11. No importa en qué bando te hayan puesto los acontecimientos, lo que importa es que comprendas que tú no has elegido ningún bando.
12.Los actos contradictorios o unitivos se acumulan en ti. Si repites tus actos de unidad interna ya nada podrá detenerte.

Serás como una fuerza de la Naturaleza cuando a su paso no encuentra resistencia. Aprende a distinguir aquello que es dificultad, problema, inconveniente, de esto que es contradicción. Si aquellos te mueven o te incitan, ésta te inmoviliza en círculo cerrado. Cuando encuentres una gran fuerza, alegría y bondad en tu corazón, o cuando te sientas libre y sin contradicciones, inmediatamente agradece en tu interior. Cuando te suceda lo contrario pide con fe y aquel agradecimiento que acumulaste volverá convertido y ampliado en beneficio.

Recomendación para trabajar con Los Principios:

Se sugiere la lectura de la Introducción y, primeramente, el conocimiento de todos los Principios. Luego, abordarlos de a uno, y meditarlo a lo largo de un período de tiempo (mínimamente una semana). Desde luego, el intercambio con otros es de fundamental importancia. Ejemplos de reflexión:

1. Examinar momentos de la vida en los que no tuvimos conocimiento del Principio y, por tanto, obramos en contrario, nos ilustrará convenientemente sobre el significado del mismo.
2. Será más interesante aun reflexionar sobre el momento que estamos viviendo y estudiar las consecuencias de sufrimiento para nosotros y para nuestras personas más próximas, en caso de no tener en cuenta el Principio.
3. Cuando ha trabajado con un Principio, por ejemplo en la reunión semanal, trate de reflexionar sobre él unos minutos por día, antes de dormir. Piense en las dificultades que tuvo durante el día y trate de relacionarlas con el Principio en el que esté trabajando. De este modo lo recordará en las futuras situaciones en las que aparezca el mismo problema y lo superará más eficazmente. También piense en los elementos positivos del día y vea si puso en práctica uno de los Principios.
4. A medida que se avanza en la comprensión de los Principios, se podría tomar una situación dada y reflexionar acerca de ella a la luz de todos los Principios, deteniéndose en aquellos que mejor esclarezcan dicha situación.

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