Ceremonia de Asistencia
Esta es una ceremonia de mucho afecto y exige que quien la realiza de lo mejor de sí.
La ceremonia puede ser repetida a pedido del interesado o de aquellos que cuidan de él.
El Oficiante a solas con el moribundo.
Cualquiera sea el aparente estado de lucidez o inconsciencia del moribundo, el Oficiante se aproxima a él hablando con voz suave, clara y pausada.
Oficiante: Los recuerdos de tu vida son el juicio de tus acciones. Puedes, en poco tiempo, recordar mucho de lo mejor que hay en ti. Recuerda entonces, pero sin sobresalto y purifica tu memoria. Recuerda suavemente y tranquliza tu mente…
Se hace silencio por unos minutos, retomando luego la palabra con el mismo tono e intensidad.
Rechaza ahora el sobresalto y el descorazonamiento…
Rechaza ahora el deseo de huír hacia regiones obscuras…
Rechaza ahora el apego a los recuerdos…
Queda ahora en libertad interior, con indiferencia hacia el ensueño del paisaje…
Toma ahora la resolución del ascenso…
La Luz pura clarea en las cumbres de las altas cadenas montañosas y las aguas de los- mil- colores bajan entre melodías irreconocibles hacia mesetas y praderas cristalinas…
No temas la presión de la Luz que te aleja de su centro cada vez más fuertemente. Absórbela como si fuera un líquido o un viento, porque en ella, ciertamente, está la vida…
Cuando en la gran cadena montañosa encuentres la cuidad escondida debes conocer la entrada. Pero esto lo sabrás en el momento en que tu vida sea transformada. Sus enormes murallas están escrita en figuras, están escritas en colores, están “sentidas”. En esta ciudad se guarda lo hecho y lo por hacer…
Se hace un breve silencio, retomando luego la palabra con el mismo tono e intensidad.
Estás reconciliado…
Estás purificado…
Prepárate a entrar en la más hermosa Ciudad de la Luz, en esta ciudad jamás percibida por el ojo, nunca escuchada en su canto por el oído humano…
Ven, prepárate a entrar en la más hermosa Luz…