AclaraciĂ³n sobre la experiencia a llevarse a cabo
Esta experiencia tiene por finalidad reconstruir una escena conflictiva del pasado, siguiendo el hilo conductor de una “fobia” o de un temor irracional excesivo. Se parte de una premisa segĂºn la cual, dicho temor estĂ¡ ligado necesariamente a situaciones conflictivas que deben revivirse para desposeerlas de su carga opresiva. Si ello sucede y el conflicto se integra correctamente, la fobia debe perder intensidad.
Me encuentro en un lugar totalmente oscuro. Tanteando con el pie, siento que el terreno es irregular, entre vegetal y pedregoso. SĂ© que en alguna parte hay un abismo. Percibo muy cerca a ese animal que siempre me provocĂ³ la inconfundible sensaciĂ³n de asco y terror. Tal vez un animal, tal vez muchos… pero es seguro que algo se aproxima irremisiblemente. Un zumbido en mis oĂdos, a veces confundido con un viento lejano, contrasta el silencio definitivo. Mis ojos muy abiertos no ven, mi corazĂ³n se agita y si la respiraciĂ³n es fina como un hilo, la garganta oprime el paso de un sabor amargo.
Algo se acerca, pero ¿quĂ© hay atrĂ¡s mĂo que me eriza y que enfrĂa mis espaldas como un hielo?
Mis piernas flaquean y si algo me atrapa o salta sobre mĂ desde atrĂ¡s, no tendrĂ© defensa alguna. Estoy inmĂ³vil… sĂ³lo espero. Pienso atropelladamente en el animal y en aquellas ocasiones en que estuvo cerca mĂo. Especialmente, en aquĂ©l momento. Revivo aquel momento.
¿QuĂ© pasaba entonces? ¿QuĂ© sucedĂa en mi vida entonces? Trato de recordar las frustraciones y los temores que me acompañaban cuando ocurriĂ³ aquello.
SĂ, yo estaba en una encrucijada en mi vida y ella coincidiĂ³ con el accidente del animal. Tengo necesidad imperiosa de encontrar la relaciĂ³n.
Advierto que puedo reflexionar con mĂ¡s calma. Admito que hay animales que suscitan una reacciĂ³n de desagrado en casi todas las personas, pero tambiĂ©n comprendo que no todos se descontrolan ante su presencia. Pienso en ese hecho. Cotejo el aspecto del peligroso ser, con la situaciĂ³n que vivĂa cuando ocurriĂ³ aquello.
Ahora, ya en calma, trato de sentir quĂ© parte de mi cuerpo es la que protegerĂa del peligroso animal. Luego relaciono esa parte con la situaciĂ³n difĂcil que vivĂa cuando ocurriĂ³ el accidente, tiempo atrĂ¡s.
El animal provocĂ³ en mĂ la apariciĂ³n de ese momento de mi vida que no estĂ¡ resuelto. Ese momento oscuro y doloroso que a veces no recuerdo es el punto que me debo aclarar.
Veo hacia arriba un cielo nocturno lĂmpido y adelante el arrebol de un nuevo amanecer. Muy rĂ¡pidamente, el dĂa trae consigo la vida definida. AquĂ, en esta pradera suave camino con libertad sobre una alfombra de hierbas cubiertas de rocĂo.
Un vehĂculo se aproxima velozmente. Se detiene a mi lado y de Ă©l descienden dos personas vestidas de enfermeros. Me saludan cordialmente y explican que han capturado al animal que me provoca sobresalto. Comentan que cuando reciben un mensaje de miedo salen a la caza y, capturando al animal se lo muestran a la persona afectada para que lo estudie bien. Seguidamente, ponen ante mĂ al animal cuidadosamente resguardado. Se trata de un ejemplar indefenso. Aprovecho para examinarlo muy lentamente desde todos los Ă¡ngulos y distancias. Los hombres lo acarician con suavidad y el animalito responde amigablemente. Luego, me invitan a que haga lo mismo. Siento una fuerte aprehensiĂ³n, pero a la sacudida primera que experimento en la piel, sigue un nuevo intento y luego otro hasta que, finalmente, puedo acariciarlo.
Él responde pacĂficamente y con movimientos sumamente perezosos. Luego se va reduciendo de tamaño, hasta desaparecer. Mientras el vehĂculo parte, trato de recordar nuevamente la situaciĂ³n que vivĂa cuando (hace mucho tiempo) la presencia del animal me provocĂ³ terror. (*)
Experimento un fuerte impulso y empiezo a correr deportivamente, aprovechando la mañana y su aire saludable. Me muevo rĂtmicamente y sin fatiga mientras respiro en profundidad. Acelero la velocidad sintiendo los mĂºsculos y el corazĂ³n trabajar como una mĂ¡quina perfecta. Corriendo libremente recuerdo mi temor, pero siento que soy mĂ¡s fuerte y que pronto lo habrĂ© vencido para siempre.
Mientras el sol ilumina desde lo alto voy acercĂ¡ndome velozmente a mi ciudad, con los pulmones henchidos y los mĂºsculos moviĂ©ndose en armĂ³nica sincronizaciĂ³n. Siento aquellas partes de mi cuerpo, en las que hacĂa presa el temor, fuertes e inatacables.
RecomendaciĂ³n
Considerar si se ha podido reconstruir la escena conflictiva ligada al temor irracional. Observar si se ha logrado vencer las resistencias en los nĂºcleos de problema propuestos. De ser asĂ, verificar en la vida diaria el resultado obtenido. Si, en cambio, las resistencias no fueron superadas o el conflicto no pudo ser reconstruido, se sugiere repetir la experiencia.